Hay cosas difíciles de encajar. De esas que sabes que llegarán y crees estar preparado para sobrellevarlas pero que cuando se presentan, es como aquella ola que te revuelca con tanta virulencia que te hace perder el sentido, y hasta el oxígeno.
Hoy he tratado de levantar la cabeza de una de esas personas, una de tantas miles a las que la desesperación por la situación actual hace perder el sentido. He intentado que coja un poco de aire, tratando darle un poco de perspectiva para decidir y que se ubicara para no arriesgarse a echar su vida y la de sus hijos por el retrete.
No creo haberlo conseguido.
Joder, no lo había leído.
ResponderEliminarQué ha pasado?
Son muchas de esas historias las que tendremos que vivir. Lo pregunta es cuando nos tocará vivirlas en primera persona (hermanos, primos, tíos, padres, amigos...). Espero que no lleguen nunca, pero el cerco se aprieta y todos los ingredientes están sobre la mesa: mañana, dentro de un mes, un año... Me quedan 36 años de vida laboral: MIEDO.
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