Hoy veía con lástima como familias enteras dedicadas a la pesca contaban en la tele sus desgracias e infortunio. Como narraban los tiempos en los que ellos mismos sacaban del mar todo tipo de maravillas en cantidad y calidad. Ahora, la rotura del tratado con Marruecos los llevaba a la ruína.
La pregunta es qué motivo tenemos para ir a Marruecos. La respuesta es que no hay pescado en nuestros caladeros, o no el suficiente para mantener flotas de tanta envergadura. ¿Y cuando en Marruecos tampoco haya? ¿Donde iremos?
Mientras que sucesos, como la extinción de especies de ha medido normalmente en tiempo geológico; ahora una misma generación puede ser testigo de un desastre similar. Somos muchos, consumimos mucho, no , no gestionamos baien los recursos, no ponemos medida, nos da igual todo muestra que haya materia prima, crecemos, destruimos, engordamos, y encima nos preguntamos por nuestras desgracias. Lamentablemente los recursos de nuestro entorno son limitados, ya lo estamos comprobando, y esto en cuanto a la pesca, pero... ¿Y el petróleo, el gas, el carbón, el agua potable, los bosques, los minerales traza, la biodiversidad...? Todo esto también se va agotar, todo sin excepción y lo peor es que lo más seguro que lo veamos, y si no lo vemos serán nuestros hijos los que lo sufran.
Somos una plaga, sin remedio, piénsalo. Si estuvieses en la luna y observases la Tierra sin tener constancia de los pequeños organismos que componen su biodiversidad comprobarías cómo algo limpio y expléndido se va metamorfoseando a algo diferente, como si de una epidemia, ña enfermedad o algo parecido se tratase. Somos una compleja y extremadamente sofisticada forma de vida, una más, que por mucho que no queramos verlo modifica brutalmente el entorno en el que vive para procurar sin remedio su propia aniquilación. Los recursos son los que hay, no más, y muchos comiendo de poco...
Y lo más bonito es comparado con nuestra propia forma de vida: la crisis. Todo es lo mismo, somos muchos, gastamos mucho, ocupamos mucho suelo, vertemos muchos residuos, crecemos de manera desmedida, generamos abismos clasistas, destruimos, engordamos, no ponemos freno, no gestionamos, etc... ¿Y os creíamos que esto era para siempre?
He dicho.
Querido Milord; estoy totalmente de acuerdo con tu análisis y me he acordado de la primera persona que me hizo ver el mundo como algo limitado: José Juan Romero; el profesor que más impresión me ha causado en mi vida académica. Te recomiendo un libro que él definió como "el libro que cambió mi vida": Los límites del crecimiento"; de la editorial Galaxia Guttemberg. Me costó encontrarlo pero creeme que merece muy mucho la pena. Un abrazo!
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