La entrevista.

- Siéntese!

Llevaba días ensayando frente al espejo, practicando mi mejor sonrisa, repitiendo el gesto una y otra vez de dar la mano, con firmeza, sin apretar demasiado pero sin dejar la mano la floja...desde la llamada de la consultora de recursos humanos hacía ya tres semanas, este era el último paso, la posibilidad de conseguir una oportunidad laboral era cierta y no podía dejar ningún cabo suelto, dicen que el éxito en una entrevista de trabajo lo marcan los primeros 30 segundos y los tenía estudiados al milímetro, no lo iba a dejar escapar...

Aquel ejecutivo con su "siéntese" descolocó todos mis planes, me quedé con la mano en el aire, la sonrisa ensayada se quedó en mueca fallida, sentí como mi cuerpo reaccionaba ante el imprevisto, calor, sudor y luego escalofríos.

- Dígame, ¿porque debo elegirle a usted entre el resto de candidatos?

Todavía no había acatado su "ofrecimiento" de tomar asiento, cuando me golpeaba con su segundo directo, mi mente iba a doscientos por hora, buscaba una respuesta, tenía que diferenciarme, en segundos traté de analizar a aquel tipo, 35 años, aspecto cuidado, el reloj que asomaba bajo su camisa de doble puño de los caros, bronceado en el mes de enero, por el acento del norte, cara de cabrón estirado, ese tipo de hombres que van todo el día perdonando vidas, tenía un discreto vendaje en la mano derecha, hace deporte, seguro, cual?, cual?? No puedo fallar, no puedo fallar....entonces lo vi claro y le contesté,

- ¿A ti te gustan las papitas con choco?