Ciudadanía

Queridos amigos;

No sé si será por el poco tiempo que me queda para dar la bienvenida a mi pequeño Mijail, pero la verdad es que llevo una semana medio tarumba intentando encajar todas las noticias que llegan: Rescate, Memoramdum de entendimiento (MoU), banco malo, avales en cash del Fondo de Garantía de Depósitos a Finlandia por la ayuda, tramos, clasificación de entidades,FEEF, MEDE...

Y Llega el momento de la verdad, aquel que tanto nos negaron: "no habrá condicionalidad política", llega de golpe y porrazo el RD 20/2012 de 13 de junio elaborado en Zarzuela con los mil veces negados planes de ajuste estructural que nos condena a la miseria (IVA, pagas extras, recortes de prestación por desempleo...) y la guinda al pastel, aquellos aplausos con su colofón a voz en grito en pleno congreso de los diputados de aquel "que se jodan" de la niña del golfo del aeropuerto sin aviones... Y mi cabeza no deja de dar vueltas...

Aquella Constitución de 1978 que tanto mis padres como mis abuelos me enseñaron a valorar cada día de mi infancia ha quedado vacía de contenido, una panda de golfos que han creado una auténtica casta social la han manoseado de tal forma que lo único que queda de ella es el nombre, la apariencia formal, las tapas.

Y mi cabeza sigue sin dejar de dar vueltas... Son pensamientos rápidos, complejos pero fugaces, los encadeno uno al otro, y pierdo el hilo... De repente pienso en el papel de la monarquía.

Nunca me sentí monárquico pero siempre me consideré Juancarlista, en mi pensamiento aquel golpe de estado en el que Gutiérrez Mellado lejos de quedarse sentado se levantó contra los golpistas en el Congreso y que D. Juan Carlos frustró con su mensaje de apoyo a la Constitución y a la Democracia una noche en la que no alzaba yo más de 50 cm del suelo. Esa determinación fue fundamental para conseguir la paz social y la libertad que hemos disfrutado muchos años e hizo que se ganara el respeto de muchos españoles, también el mío. Miro hoy al Rey y no encuentro rastro de esa determinación en defensa de la Constitución, sólo veo un señor mayor acomodado y acostumbrado a la buena vida al que gusta ejercer influencia sobre círculos económicos a cambio de favores, salpicado por la corrupción y que no es capaz de medir la consecuencia de sus actos, yéndose a Botswana a cazar elefantes, y apoyando con una sonrisa el RD que supone dejar a su propio país sumido en la miseria, condenado a una ausencia de futuro, al expolio, traicionando la constitución...Y mi cabeza sigue sin parar de dar vueltas...

Ahora que viene mi hijo en camino, podré decirle que seguimos viviendo en Democracia? Qué futuro le espera? Cómo es posible que nos hayan vendido con tal impunidad? Cómo permitir que destruyan el futuro de mi pequeño? Qué podemos hacer para evitarlo? De verdad piensan que no haremos nada?... Son cientos y cientos de preguntas que se me vienen a la cabeza, pero a ninguna encuentro fácil respuesta... Mis pensamientos siguen encadenándose pero no termino de darles forma...

Entonces abro los ojos y veo reacciones que me dan esperanzas, policías protestando pacíficamente y de paisano frente a sus propios compañeros que deciden quitarse los cascos de intervención y ponerse sus gorras de paseo, unos frente a otros, aplausos.... Un sentimiento común de unidad ante la traición.

Y por fin consigo dar con un hilo que me permite llegar a un pensamiento constructivo... Aunque tengamos los tres poderes ejecutivo, legislativo y judicial corrompidos hasta los tutétanos, somos un pueblo que cree con fe ciega en los valores constitucionales, los tenemos interiorizados y estamos decididos a hacerlos valer de forma pacífica.

Quizás estemos alcanzando nuestra madurez democrática, nos estemos dando cuenta de que nuestro papel como ciudadanos es el de garantes últimos de un sistema y unos valores con los que hemos crecido y queremos para nuestros hijos... Quizás comencemos hoy a darnos cuenta de que hablar de derechas o izquierdas, proletariado o patronal, PP o PSOE son ya arcaísmos, de que hoy sólo podemos distinguir entre Ciudadanos y Lobbys (con la casta política a su servicio) y que se trata de un problema global al que sí se pueden ofrecer alternativas viables, desde el pacifismo, desde la auténtica Ciudadanía. Quizás hoy comencemos a reconstruir la sociedad que disfruten nuestros hijos.

Y comienzo a ver las cosas un poco más claras...