Esta historia está basada en una vivencia real de.
La vida pasa, rápidamente para todos, y con ella pasan experiencias, perdemos agilidad, nos hacemos viejos. Hace poco paseaba por la playa, hacía frío, bastante frío diría yo. Día nublado, viento de poniente arreciando a fuerte, diez y media de la mañana.
Con sorpresa vislumbré a lo lejos a una pareja que se dirigían raudos al agua... las diez de la mañana, frío de sudadera, y allí iban ellos cargados de energía y juventud a zambullirse en un océano a todas luces gélido como su puta madre. Lo primero que se me vino a la mente fue el pensar que seguramente yo, , podría haber hecho lo mismo hace unos años, quizás hace 15 ó 20... pero ya no. De todas formas era demasiado frío, demasiado viento. No, definitivamente ni l, el aventurero podría haber realizado una gesta de tal calibre. Mucho frío.
Al acercarme corroboré que se trataba de una pareja joven, de unos 17 años o menos. Ella iba como un cohete al agua, salía y entraba. Él, mayor que ella caminaba raudo, pero algo encorvado, como si le doliese la barriga o similar... y de repente, TATE! Lo intentó pero no pudo ocultar algo difícil de esconder con un bañador. Allí, a simple vista divisé una descomunal tienda de campaña. No de las tiendas de campaña "Quechua" de esas redondas. Hablo de una tienda de campaña de las antiguas, de las de pico, piramidal, una tienda de campaña con todos sus habíos.
AAAAhhhhhhhhh! Eso era otra cosa. Eso sí. Hace 20 años, Pepol... SÍ!. Y a las 8.00 de la mañana también, lloviendo, a menos cuatro grados, con tiburones y coquinas asesinas en la orilla atacando cual cepos vivientes... En aquellos tiempos que nos comíamos menos que "El Manuest" habríamos realizado brutalidades descomunales para que la cebolleta estuviese a buen recaudo...
Pero hablo siempre en pasado, esa es la pena. Ahora se iba a meter en el agua a las diez de la mañana Rita "The Singer" (¿Y en un coche?... tampoco) Nos hacemos mayores, amigos.
He dicho.